Capítulo
III: Una nueva esperanza.
Regresé a clases, tenía que superar lo de Lilian, era mi último año y tenía que disfrutarlo, estaba en un buen turno (me cambiaron al matutino), conocí nuevas personas en mis últimos días de vacaciones de verano y conocería más en el transcurso del ciclo escolar. Ahora mis perdedores favoritos se llamaban Julio y Hermenegildo , al principio no podía pronunciar bien el nombre del esté, pero es un tipo con una tolerancia infinita, tanta que no le importaban los apodos que le ponían, era un chico bajo de estatura, con unos lentes un poco gruesos pero estéticos y una voz con gallos en ese entonces; por su parte Julio era un chico de mi estatura de tez blanca y que decía que de atrás se parecía a mí, aunque él y yo concordamos en que estaba un poco idiotas al decir eso. Y bueno estaba Alán un chico que olía a rayos, y no exagero, su excusa era de que su abuelita le iba a dejar una tremenda fortuna pero tenía que ponerse unas lociones que ella le compró, aunque a leguas se notaba que no se bañaba, al parecer no tenía muchos recursos económicos.
Bueno estos tres sujetos tenían que escuchar una y otra y otra vez mi historia con Lilian, mis penas por no tenerla a mi lado y lo hermosa que la recordaba y que de seguro era. En ese año conocí a una chica, de tez blanca como la de Lilian, pero hasta ahí queda su parecido, tu cabello era laceo y corto, lo asombroso de ella es que era bicolor natural, era castaño y oscuro a la vez. Fuimos amigos por todo el año, pero de entre todas las personas que conocí en ese año, con Carmen (ese es su nombre) nunca me hubiera imaginado tener tantas aventuras.
Tal vez Dios si existe y escucho una de mis tantas historias con Lilian, así que un día me encontré a su madre y me invito a una obra de teatro, supuse que sólo éramos compañeros de trabajo, ella y yo, ya que Lilian no habría querido asistir. ¡Sí! Dios se había acordado de mí y ahí estaba tan radiante como la recordaba incluso más. Pero se portaba tan cortante conmigo, las dos horas que duró hizo que lo hombros me pesarán con cada minuto que pasaba; ya que por una parte me senté a su lado, la acompañe por los dulces y fue nuestro “momento a solas”, en el cual apenas nos dirigimos la palabra para decidir que dulces comprar… Fue un alivio enorme el llegar a mi casa. Creo que el Diablo me jugo una mala broma, o que se vayan a la mierda ambos tal vez ya estaba escrito en el destino que jamás sería algo para Lilian más que un amigo a lo mucho.
El año escolar paso en un abrir y cerrar de ojos y uno de los último proyecto de la materia de “Español” fue hacer una antología de recuerdos de la secundaria en el cual no podía faltar Lilian. Y cuando se lo mostré volvimos a hablar como los mejores amigos que nunca fuimos y que dudo que seamos. Ella iba a repetir su examen a bachillerato y yo lo iba a hacer por primera vez, acordamos estudiar juntos pero habría una tercera persona, su nombre Demian, era un chico un poco apuesto, un poco alto, un poco de todo, pero si era algo completo, era un universitario, y era el amor de Lilian, también es un buen sujeto, ya que la diferencia de edad entre él y Lilian estaba muy marcada,.
-Demian es un desastre –Lilian me comentaba- Se pierde fácilmente, es muy desorganizado y un poco pervertido, pero no entiendo cómo es que me gusta.
-Llamémosle Q-chan, por el personaje de Medio Ten-ma que siempre se pierde –Eso le hizo gracia y desde ese día Demian es Q-chan.
Hasta un ciego podía ver lo enamorado que yo seguía de Lilian, así que para no ser “el perro de las dos tortas, que no come ni deja comer”, Demian hizo algo que siempre se lo agradeceré y que no terminaré de recompensárselo, me dejo con Lilian, se fue sin decir nada, eso destrozo a Lilian pero me abrió una oportunidad, sus últimas palabras antes de irme fue:
-CuídalaRegresé a clases, tenía que superar lo de Lilian, era mi último año y tenía que disfrutarlo, estaba en un buen turno (me cambiaron al matutino), conocí nuevas personas en mis últimos días de vacaciones de verano y conocería más en el transcurso del ciclo escolar. Ahora mis perdedores favoritos se llamaban Julio y Hermenegildo , al principio no podía pronunciar bien el nombre del esté, pero es un tipo con una tolerancia infinita, tanta que no le importaban los apodos que le ponían, era un chico bajo de estatura, con unos lentes un poco gruesos pero estéticos y una voz con gallos en ese entonces; por su parte Julio era un chico de mi estatura de tez blanca y que decía que de atrás se parecía a mí, aunque él y yo concordamos en que estaba un poco idiotas al decir eso. Y bueno estaba Alán un chico que olía a rayos, y no exagero, su excusa era de que su abuelita le iba a dejar una tremenda fortuna pero tenía que ponerse unas lociones que ella le compró, aunque a leguas se notaba que no se bañaba, al parecer no tenía muchos recursos económicos.
Bueno estos tres sujetos tenían que escuchar una y otra y otra vez mi historia con Lilian, mis penas por no tenerla a mi lado y lo hermosa que la recordaba y que de seguro era. En ese año conocí a una chica, de tez blanca como la de Lilian, pero hasta ahí queda su parecido, tu cabello era laceo y corto, lo asombroso de ella es que era bicolor natural, era castaño y oscuro a la vez. Fuimos amigos por todo el año, pero de entre todas las personas que conocí en ese año, con Carmen (ese es su nombre) nunca me hubiera imaginado tener tantas aventuras.
Tal vez Dios si existe y escucho una de mis tantas historias con Lilian, así que un día me encontré a su madre y me invito a una obra de teatro, supuse que sólo éramos compañeros de trabajo, ella y yo, ya que Lilian no habría querido asistir. ¡Sí! Dios se había acordado de mí y ahí estaba tan radiante como la recordaba incluso más. Pero se portaba tan cortante conmigo, las dos horas que duró hizo que lo hombros me pesarán con cada minuto que pasaba; ya que por una parte me senté a su lado, la acompañe por los dulces y fue nuestro “momento a solas”, en el cual apenas nos dirigimos la palabra para decidir que dulces comprar… Fue un alivio enorme el llegar a mi casa. Creo que el Diablo me jugo una mala broma, o que se vayan a la mierda ambos tal vez ya estaba escrito en el destino que jamás sería algo para Lilian más que un amigo a lo mucho.
El año escolar paso en un abrir y cerrar de ojos y uno de los último proyecto de la materia de “Español” fue hacer una antología de recuerdos de la secundaria en el cual no podía faltar Lilian. Y cuando se lo mostré volvimos a hablar como los mejores amigos que nunca fuimos y que dudo que seamos. Ella iba a repetir su examen a bachillerato y yo lo iba a hacer por primera vez, acordamos estudiar juntos pero habría una tercera persona, su nombre Demian, era un chico un poco apuesto, un poco alto, un poco de todo, pero si era algo completo, era un universitario, y era el amor de Lilian, también es un buen sujeto, ya que la diferencia de edad entre él y Lilian estaba muy marcada,.
-Demian es un desastre –Lilian me comentaba- Se pierde fácilmente, es muy desorganizado y un poco pervertido, pero no entiendo cómo es que me gusta.
-Llamémosle Q-chan, por el personaje de Medio Ten-ma que siempre se pierde –Eso le hizo gracia y desde ese día Demian es Q-chan.
Hasta un ciego podía ver lo enamorado que yo seguía de Lilian, así que para no ser “el perro de las dos tortas, que no come ni deja comer”, Demian hizo algo que siempre se lo agradeceré y que no terminaré de recompensárselo, me dejo con Lilian, se fue sin decir nada, eso destrozo a Lilian pero me abrió una oportunidad, sus últimas palabras antes de irme fue:
-Lo juro –le contesté.
Mis días después del examen de ingreso a bachillerato fueron así. Me despertaba, el Sol era hermoso, los pájaros cantaban, mis gatos me lamían, desayunaba, me bañaba y tomaba un autobús para ir a la casa del amor de mi vida. Y ahí preparábamos comida, veíamos anime jugábamos con su perro Andy y compartíamos recuerdos. O bien ella me visitaba, comíamos, veíamos anime y volvíamos a comer. También platicábamos pero a veces no teníamos temas de conversación, así que preferíamos mantenernos ocupados o salir.
Mi tía Esperanza me había invitado a Yucatán y no podía defraudar a mi tía favorita, ya le había dicho a Lilian y ella lo entendió, esa vez que la vi, antes de partir mi instinto me dijo que sería la última vez que la vería así… No estaba equivocado, pero antes de irme le di un poema que dice así:
Cuándo por primera vez te vi,
sencillamente me maravillé,
en ese entonces no entendí,
que de ti me enamoré.
Con el paso del tiempo,
hubo mucha más confianza,
mi enamoramiento fue creciendo,
y más te amaba con cada segundo que pasaba.
Es difícil de explicar,
aquel sentimiento tan hermoso,
con palabras no se puede expresar,
porque también es un sentimiento doloroso.
Creo que a esto le llaman amor,
y vaya que es precioso,
ahora habla mi corazón,
dice que esto es maravilloso.
Ni a cientos de kilómetros podía olvidar a Lilian y la presumía con mis conocidos de Yucatán. Cuando regrese del viaje decidí visitar a Lilian al día siguiente, esa tarde estaba haciendo ejercicio en un parque cerca de mi casa cuando recibí una llamada, mis ojos se llenaron de satisfacción cuando vi que era Lilian. La satisfacción duro poco y fue cortada como un rayo cuando Lilian dijo:
-No quiero volver a verte.
-¿!Qué?¡ ¿!Por qué!?- le dije muy consternado.
-Pusiste en tu foro algo ofensivo para Demian.
-No es cierto, nunca ofendería a Q-chan –estaba a punto de llorar.
-Pues lo hiciste, adiós.
-Espera deja lo veo, debe haber alguna explicación.
-Adiós –colgó.
Corrí lo más rápido que pude a casa, abrí mi foro de chat y busque mis publicaciones de los últimos tres meses (periodo de tiempo en el que conocí a Demian). No encontré nada.
-Debemos de hablar, no encontré nada porque no publique nada que lo ofendiera y puedo demostrártelo.
-Adiós –fue lo último que me dijo antes de dejar de hablarme, antes de que llorará en mi frío cuarto.
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